“¡Código rojo, código rojo!” gritaba el
nervioso segurata del Rectorado ante el avance de los estudiantes que hacían
uso de sus derechos y su fuerza. Y es que no podría haber estado más acertado, porque
somos rojos, muy rojos y no podemos sino alegrarnos de que suenen sus alarmas,
pues eso significa que algo estamos haciendo bien.
Según datos oficiales, un 75% del
estudiantado (mayoría) secundó la huelga en nuestra ciudad, un dato muy
plausible después del letargo y la desmovilización social que ha supuesto la
falsa ilusión de que nuestros problemas podrían solucionarse insertando votos
en una urna.
Plausible es también la organización
estudiantil en los barrios como Valdeolleros, donde más de 80 estudiantes se pusieron en marcha a las 11:30,
cortando las carreteras y el tráfico donde fue necesario para llegar a
Tendillas y sumarse a la manifestación unitaria que partió hacia el Rectorado
de la Universidad de Córdoba, así como el gran número de estudiantes de cursos
inferiores como tercero y cuarto de la ESO, que han participado como el que más
en esta huelga.
La manifestación a la que se sumaron más de
medio millar de estudiantes transcurrió con un ambiente poco usual en las
movilizaciones de Córdoba: se podían
palpar las ganas de combatividad y de una lucha que fuese a más en las
reacciones del estudiantado al llegar a las grandes calles donde pedían
sentadas para cortarlas, o en estudiantes que se nos acercaban al Comité con
comentarios como “¿por qué no entramos en el ayuntamiento?” o “hagamos algo más
que no sea el paseíto de todos los años”. Es
evidente que, si algo quema al estudiantado, no es ni la combatividad ni la
solidaridad ante la represión, sino al contrario el legalismo inmovilista y
absurdamente pacífico al que los tienen (o tenían) acostumbrados.
Aún siendo considerable la cantidad de estudiantes que nos hemos podido movilizar, echamos en falta y no podemos sino insistir en la idea de la organización independiente del estudiantado, formando comités entre los estudiantes más concienciados y asambleas abiertas para la movilización de las mayorías. Insistimos e instamos a ponerlo en práctica de la forma más coordinada y organizada posible, poniendo a disposición del estudiantado todo el material disponible para su libre uso y creando así, para todos, la herramienta de organización que necesitamos: los comités estudiantiles que resistan a la ofensiva del capital contra la educación.
Aún siendo considerable la cantidad de estudiantes que nos hemos podido movilizar, echamos en falta y no podemos sino insistir en la idea de la organización independiente del estudiantado, formando comités entre los estudiantes más concienciados y asambleas abiertas para la movilización de las mayorías. Insistimos e instamos a ponerlo en práctica de la forma más coordinada y organizada posible, poniendo a disposición del estudiantado todo el material disponible para su libre uso y creando así, para todos, la herramienta de organización que necesitamos: los comités estudiantiles que resistan a la ofensiva del capital contra la educación.
Por último, destacar y señalar
una valiosa lección que el estudiantado de Córdoba se llevó ayer. No son pocas
las veces que hemos terminado nuestras manifestaciones en el Rectorado o en
otro lugar siendo estas un mero paseo algo más parecido a una excursión de
preescolar que a una protesta seria. Todo ello motivado por organizaciones como
el Bloque de Acción Estudiantil (BAE) o el Sindicato de Estudiantes (SE), que
prefieren mantener en el inmovilismo más “pacifista” al estudiantado,
asustándolo con posibles multas si mueve un dedo en lugar de motivarlo y
organizarlo para que éste pueda demostrar su fuerza pasando a métodos de lucha
más claros, directos y necesarios para la moral de la mayoría. Pero ayer
algo cambió cuando, mientras otras organizaciones estudiantiles decidieron
abandonar o ni siquiera intentar, los estudiantes y el Comité Estudiantil de
Resistencia (CER) entraron por la fuerza a un lugar que les pertenece
legítimamente y en el que se les estaba negando el paso desde cómodos
sillones de dirección. Tal acción tuvo lugar en el patio del Rectorado, donde
se concluyó leyendo un comunicado y midiendo las evidentes ganas por parte del
estudiantado de dar un golpe sobre la mesa para dejar claro que no estamos dispuestos a vender barato
nuestros derechos, sino que por el contrario vamos a presentar resistencia se
oponga a ello quien se oponga y empleando los métodos de lucha que sea
necesario utilizar.
Sólo la organización independiente del
estudiantado creará las condiciones para tales hechos. Busquemos
nuestra gente, difundamos la información, seamos conscientes y no simples
borregos.
Y ya sabéis, “¡Código rojo, código rojo!” debe
oírse más a menudo.
Comité Estudiantil de Resistencia