domingo, 30 de octubre de 2016

CRÓNICA DE UN ESTADO POLICIAL Y DE LOS ESTUDIANTES QUE HAN PERDIDO EL MIEDO


El pasado viernes 28 de octubre los estudiantes decidimos concentrarnos de nuevo frente a la sede del PP en repulsa a las cargas policiales del miércoles 26 de octubre, que dejaron numerosos heridos, entre ellos muchos menores de edad. Aunque la convocatoria se había dado para las 7 de la tarde, numerosos dispositivos policiales recorrían al menos una hora antes las inmediaciones del lugar, reteniendo, identificando, registrando y amenazando con multas a los jóvenes que creían sospechosos de secundar la protesta. Fueron requisadas algunas banderas y pañuelos. A pesar del desconcierto y el temor que en principio provocó esta persecución, los estudiantes superamos el miedo y poco a poco nos reunimos frente al hotel Córdoba Center hasta ser cientos con el objetivo de llevar a cabo nuestro acto legítimo de resistencia y desobediencia.




Poco después de las siete de la tarde el bloque formado por estudiantes y algunos profesores y familiares se puso en marcha en dirección a la calle Rafael de la Hoz Arderius, donde se localiza la sede del PP, tras una pancarta que rezaba “Contra su violencia, organización y resistencia.” y entre cánticos y gritos contra la represión policial y por la continuidad de la lucha estudiantil. Los estudiantes volvíamos a las calles donde tan solo dos días antes se pudieron escuchar los disparos y gritos de terror, esta vez sin miedo pero cargados de rabia y fuerza. El acceso a la calle en cuestión se encontraba taponado por un cordón de diez policías parapetados, con cascos y porras en posición de reposo, pero detrás de los cuales se exhibía un impresionante despligue de furgonas policiales y algún que otro policía escopeta en mano. Un compañero accedió a hablar con el mando del dispositivo policial, pero ante la negativa de este de dejarnos pasar y concentrarnos enfrente de la sede, los estudiantes avanzamos y decidimos protagonizar una sentada y un micro abierto frente a la barrera policial.




Numerosos compañeros tomaron la iniciativa y pidieron el megáfono para expresarse. Recriminaron con valentía y dureza la actuación de la policía el día 26; animaron a la desobediencia y la resistencia de los estudiantes, llamaron a la organización de los estudiantes en comités en los centros de estudio, denunciaron el origen sistemático de la problemática estudiantil, asegurando que no podríamos conseguir una educación al servicio del pueblo dentro del sistema capitalista. No faltó un repaso a los numerosos casos de represión existentes. Sin duda el momento de mayor tensión se produjo cuando una compañera se aproximó a la barrera, megáfono en mano, para preguntarles a los policías si tenían hijos, y exigirles que la mirasen a los ojos. Esto fue motivo suficiente para que la policía se preparase para la carga, colocándose los cascos antidisturbios. Inmediatamente algunos compañeros se pusieron en pie, dispuestos a proteger al resto de un posible nuevo ataque de la policía, mientras otros reprochaban a gritos que “sólo les estaba hablando”. Los propios estudiantes fuimos capaces de resolver esta situación y aquellos que se habían levantado volvieron a sentarse, a excepción de la primera línea que sostenía la pancarta, la cual se mantuvo de pie por precaución. El acto finalizó con un nuevo llamamiento a la organización y la desobediencia, y a la unidad de la lucha obrera y la estudiantil.




Nos gustaría poder contar que todo quedó aquí, pero tras la disolución de la protesta el cuerpo nacional de policía demostró una vez más su carácter fascista y su función de sembrar el miedo, protagonizando una “caza de brujas” contra los estudiantes y convirtiendo nuestra ciudad en un completo estado policial. Se sucedieron de nuevo las identificaciones y amenazas por haber participado en una protesta pacífica, la persecución obsesiva por parte de furgones policiales que llegaron a invadir parques y calles.
A las redes sociales comenzaban a llegarnos numerosos testimonios de las persecuciones y registros, de agentes que se mofaban e intimidaban a los jóvenes con frases como “me he quedado con vuestras caras” o “ya estáis fichados”.



Tras todo lo ocurrido sólo podemos reafirmarnos en que la resistencia y la desobediencia es el único camino para luchar y ejercer una presión real.

Llamamos a todos los estudiantes de Córdoba a que se organicen en sus propios centros a través de comités, para lo cual ponemos a disposición de todos nuestra guía de formación de comités. Es esencial que los estudiantes denunciemos de forma activa los ataques a la educación, incidamos en la necesidad de enfrentarnos a la represión y rechacemos a los colectivos y sindicatos que se opongan a la organización de base de los estudiantes y que traten de imponernos las clásicas formas de lucha obedientes que sólo nos llevan a coleccionar derrotas.

Hacemos hincapié en que no debemos temer las multas y denuncias, y que frente a todas las represalias responderemos con solidaridad. Invitamos a los comités a idear sus propias acciones de recaudación con vistas a responder ante las posibles denuncias.

Los estudiantes hemos devuelto la dignidad a las calles, hemos vencido al miedo, hemos crecido y somos más fuertes que antes. Seguiremos organizándonos y resistiendo.

¡Contra la educación capitalista!

¡Contra la violencia policial!

¡Por un movimiento estudiantil independiente, unido, combativo y desobediente!

¡Un comité en cada centro de estudios!

Para conocer los testimonios visita nuestro perfil de twitter @cercordoba







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